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marianouro

Unusual

Si yo fuera un ser común, pediría justicia y clamaría por recibir aunque sea una dicha ante tan vil comportamiento de la mala racha.
Si yo tuviera un ápice de normalidad solicitaría un consuelo, un bastón para saber que a pesar de malas situaciones, la felicidad será duficiente para borrarlas, y no como en estos instantes en que la tristeza no hace más que incrementar tales desdichas.
Si yo hubiese tenido un pasado como cualquiera sabría que en alguna parte podría volcar mis ratos, adonde viajaría gratamente para regalar todo mi interior.
Si yo hubiese vivido las experiencias de todos tal vez pensaría distinto, y las personalidades no golpearían tan hondamente en mi alma.
A lo mejor los malos encuentros servivirían para revalorizar los buenos, y así aferrarse a ellos cuales tesoros irremplazables.
Tal vez ya he estado acá. Tal vez ya he caído tanto. Tal vez ya busqué la gracia para huir de la oscuridad.
Hoy la nada negra llamó a mi casa varias veces y no tuve más remedio que acusar el golpe en soledad, buscando una mano.
Y me encontré en la ruta clamando por un espíritu sano que me eleve, que me sirva de catarsis incondicional. Pero todo fue LODO, y allí estaba yo atesorando postales de otros días perdidos en el recuerdo, y con papeles vacíos representantes de días que no han sido, no sé realmente de cuándo: si antes, ahora o tal vez mañana.
... Y seguiré jalando la cuerda, creyendo que me merezco algo de esta repartición divina, mas en mi interior siempre estará la sensación que no debo reclamar nada, porque no soy digno, porque no soy como todos, porque no soy...

_marianojavier

4 comentarios

Gabriela -

terminó Borges y sus espejos, el punto es saber mirarse, reconocerce y no morir en el intento.
Ánimo Mariano. Te quiero

Gabriela (parte III) -

Nos acecha el cristal. Si entre las cuatro
Paredes de la alcoba hay un espejo,
Ya no estoy solo. Hay otro. Hay el reflejo
Que arma en el alba un sigiloso teatro.

Todo acontece y nada se recuerda
En esos gabinetes cristalinos
Donde, como fantásticos rabinos,
Leemos los libros de derecha a izquierda.

Claudio, rey de una tarde, rey soñado,
No sintió que era un sueño hasta aquel día
En que un actor mimó su felonía
Con arte silencioso, en un tablado.

Que haya sueños es raro, que haya espejos,
Que el usual y gastado repertorio
De cada día incluya el ilusorio
Orbe profundo que urden los reflejos.

Dios (he dado en pensar) pone un empeño
En toda esa inasible arquitectura
Que edifica la luz con la tersura
Del cristal y la sombra con el sueño.

Dios ha creado las noches que se arman
De sueños y las formas del espejo
Para que el hombre sienta que es reflejo
Y vanidad. Por eso nos alarman.

Gabriela (Parte II) -

Hoy, al cabo de tantos y perplejos
Años de errar bajo la varia luna,
Me pregunto qué azar de la fortuna
Hizo que yo temiera los espejos.

Espejos de metal, enmascarado
Espejo de caoba que en la bruma
De su rojo crepúsculo disfuma
Ese rostro que mira y es mirado,

Infinitos los veo, elementales
Ejecutores de un antiguo pacto,
Multiplicar el mundo como el acto
Generativo, insomnes y fatales.

Prolongan este vano mundo incierto
En su vertiginosa telaraña;
A veces en la tarde los empaña
El hálito de un hombre que no ha muerto.

Gabriela -

Los Espejos (borges)
Parte I

Yo que sentí el horror de los espejos
No sólo ante el cristal impenetrable
Donde acaba y empieza, inhabitable,
un imposible espacio de reflejos

Sino ante el agua especular que imita
El otro azul en su profundo cielo
Que a veces raya el ilusorio vuelo
Del ave inversa o que un temblor agita

Y ante la superficie silenciosa
Del ébano sutil cuya tersura
Repite como un sueño la blancura
De un vago mármol o una vaga rosa,